ABULAC
          
Asociación Burgalesa de Laboreo de Conservación

NOMINADO  AL PROFESIONAL ABULAC

PRINCIPAL   DOCUMENTACION   ACTIVIDADES     CONTACTA    SEMBRADORAS 

    

    

 

MODALIDAD INDIVIDUAL

 

INVESTIGADOR:

ANTONIO J. PREGO

Antonio J. Prego inició su actividad profesional en la ya mítica Dirección del Algodón del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación trabajando en Añatuya, Santiago del Estero. Pasa luego, en 1944, a la División de Conservación y Manejo de Suelos del Instituto de Suelos y Agrotecnia creado al producirse la reorganización de ese Ministerio. Junto con él, ingresa un conjunto de jóvenes investigadores, pioneros de la conservación de suelos en el país, quienes desarrollaron su actividad todavía a la sombra de los estragos derivados de las sequías de la década del 30 que había afectado a miles de hectáreas de La Pampa, San Luis, sur de Córdoba y oeste de Buenos Aires.

Entre 1944 y 1948, Prego interviene activamente en el primer relevamiento sistemático de la erosión en la región semiárida, Prego lo que da lugar a un informe de 250 páginas. Paralelamente a esta labor, inicia una red de ensayos agrotécnicos en esa misma región sobre sistemas de labranza y manejo de residuos adaptados a la fragilidad de sus suelos que se publica en 1949.

Comienza el deambular místico de Prego por el médano.

En la década del 50, con otros colegas de la talla de Ipucha Aguerre, Quevedo y Tallarico, intensifica las acciones de conservación creando los primeros distritos en las cuencas de los ríos Arrecifes y Carcarañá y en San José de la Esquina, creando asimismo la primera Asociación de productores con ese fin. Para la misma época efectúa tareas de praderización y forestación de médanos de la zona semiárida junto al Ing. R. Ruggiero.

Producto de este conjunto de labores, el Instituto de Suelos y Agrotecnia publica "Conservación del Suelo y el Agua", primer manual específico de divulgación de técnicas conservacionistas, muchos de cuyos principios técnicos tienen aún plena vigencia. En 1961, en "Ciencia e Investigación", publica una primera y completa descripción de la erosión eólica en la Argentina.

Creado el INTA y desde principios de 1960, inicia el Plan Nacional de Lucha contra la Erosión Eólica que agrupó a un conjunto de 20 agencias de extensión de la Región Semiárida cubriendo una superficie de 20.000.000 hectáreas con resultado exitoso y amplia adopción de técnicas por parte de productores y técnicos.

En 1961 organiza y coordina el "Seminario de Intensificación e Intercambio de Conocimientos sobre Cultivos en Contorno" en Concepción del Uruguay y, en 1962 el "Coloquio sobre Tecnología de Suelos" en Marcos Juárez.

Entre los años 1960 y 1965 realiza una interesante tarea de capacitación y demostración en el área de Reconquista, Provincia de Santa Fe. Producto de ello fue la sistematización de 10.000 hectáreas de esa importante región agropecuaria realizada por el accionar de los noveles técnicos por él formados y motivados. En 1965, organiza la primera Reunión Nacional de Conservación de Suelos del INTA en la cual se define el Programa Nacional de esa especialidad y para el cual es designado Coordinador, cargo que ejerció hasta 1973.

Al crearse el Centro de Investigaciones de Recursos Naturales en 1969, es su primer Director, gestión en la que pudo demostrar sus capacidades de organizador, generando un programa, mediante convenio con la Provincia de Santiago del Estero, para el "Desarrollo del Centro-Este" de esa provincia.

En 1980 integra la comisión para la elaboración de la Ley de Fomento de la Conservación de Suelos que se promulga en 1981 con el N° 22.428.

Además, durante toda esa década, dedicó sus esfuerzos a los problemas de las inundaciones en la Pampa Deprimida cuyos resultados se concretaron en trabajos hidrológicos realizados sobre 15.000 ha de los partidos de Bolívar, Saladillo, Brandsen, Magdalena y Lobos.

Finalmente, desde 1984, al crearse bajo su inspiración la Asociación Argentina para la Conservación del Suelo y el Agua, ejerció su Secretaría General poniendo en evidencia una vez más su pasión por la temática que abrazó toda su vida.

El análisis de esta destacada labor profesional permite fácilmente deducir que el Ing. Agr. Prego siempre apuntaba a lo sencillo, a lo concreto, a lo aplicable, a lo transferible, a lo fácilmente aceptable. Al resultado social de su trabajo, al beneficio directo de la comunidad con la cual se sentía profundamente comprometido por sus propias convicciones morales y religiosas.

Profundo creyente, en el torbellino de trabajo que generaba a su lado, imponía la fe y la confianza en todo lo emprendido.

Trabajador incansable, honesto, austero, gentil; nunca tenía un juicio descalificatorio para nadie y sí alguien a su lado inconscientemente lo hacía, lo rechazaba, o más bien lo eludía con delicadeza y bonhomía.

Era consciente de las debilidades y limitaciones humanas y como todo grande, asumía las propias. Pesaban mucho en él sus creencias y los años de civilización acumulados. En fin, alguien para recordar con respeto y como ejemplo de conducta integral

 

                                                                                                                    

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